Él sabe lo que hace.

28 01 2010

Hace días llegó a mi buzón un correo del tipo FWD (reenviar) que platicaba una historia que me parece interesante compartir. Si tienes cuenta de correo quizá también te llegó pero te la contaré a mi manera.

Érase una vez un par de amigos aficionados a la cacería, uno creyente y el otro ateo.

El creyente decía al ateo: «Dios sabe por qué hace las cosas, Él nunca se equivoca, a veces no lo entendemos pero te aseguro que Él sabe lo que hace».

¡Bah! decía el ateo.

Andando de cacería los dos amigos, uno de ellos le dio un balazo a un jabalí. Pensando que el animal estaba muerto el ateo se acerco a él e intentó moverle la cabeza con la punta del pie. El jabalí que en realidad estaba «medio» muerto, alcanzó a darle una mordida arrancándole la punta del zapato y uno de sus dedos. Rápidamente entre los dos bloquearon la sangre que fluía de la herida, salieron del lugar e inmediatamente se dirigieron a un hospital en donde los médicos ya no pudieron hacer nada por salvarle el dedo al ateo, el cual enojado dijo al creyente:

-¡Ya ves! Ese es tu Dios que permitió que uno de sus hijos sufriera esta desgracia. Aunque soy ateo de cualquier manera tú me has dicho que yo también soy hijo de Dios y debió protegerme.

-Dios sabe por qué hace las cosas, el nunca se equivoca. Contestó el creyente.

-Nunca se equivoca, ¡Bah! ¡A otro perro con ese hueso! En tu vida jamás vuelvas a dirigirme la palabra. Replicó el ateo.

-Pero… ¿Por qué amigo? Lo que te sucedió es algo que puede pasarle a cualquiera.

-¡Jamás en tu vida vuelvas a dirigirme la palabra!, hemos terminado nuestra amistad. Reiteró el ateo.

El creyente, sorprendido y triste a la vez por la actitud del otro, no tuvo más remedio que retirarse de ahí.

Pasaron los meses, ambos siguieron practicando su deporte favorito pero cada quien por su cuenta.

Cierta vez el ateo se internó muy profundo en la selva, y llegó por accidente hasta un lugar en donde habitaba una tribu de salvajes que adoraban a sus dioses ¡brindándoles sacrificios humanos de la gente que atrapaban! Lo apresaron y el brujo de la tribu ordenó que lo desnudaran para realizar la ceremonia con el recién llegado. Estando desnudo y acostado para ser sacrificado el brujo observó que le faltaba un dedo del pie. Detuvo la ceremonia, revisó el pie detenidamente y ordenó a la tribu que lo dejaran ir porque no tenía caso ofrecer sacrificios a sus dioses con una ofrenda incompleta, sería un insulto para ellos.

El ateo agarró sus cosas, se vistió rápidamente y se retiró del lugar completamente convencido de la intervención divina. Salió de la selva y lo primero que hizo fue ir directamente con el creyente a platicarle lo sucedido, le dijo:

-Amigo, ¡Perdóname por haberte retirado mi amistad! es cierto lo que me decías, Dios sabe por qué hace las cosas. Si no hubiera sido porque me faltaba el dedo que me arrancó el jabalí una tribu de salvajes que me atrapó en la selva me habrían sacrificado en honor de sus dioses. ¡Discúlpame!

El creyente se quedó pensativo un momento, y luego dijo…

-No tienes por qué disculparte amigo, al contrario ¡Gracias a ti!

-¿Gracias a mi? ¿Por qué?Contestó sorprendido el ateo.

-Sí amigo ¡Gracias a ti! porque si no me hubieras retirado tu amistad habríamos ido de cacería los dos, los salvajes nos habrían atrapado a ambos y… ¡yo si estoy completo amigo! Entonces, efectivamente, Él sabe lo que hace.

Y es cierto. A veces nos suceden cosas que nos agobian, molestan, lastiman y hacen que reneguemos hasta de haber nacido, sin embargo después terminamos por agradecerlas. Te tengo otras dos historias lector/a, ambas son ciertas.

La primera.

Se dice de aquella persona que la mayor parte de su vida fue sacristán, pero que en una ocasión lo llamó el sacerdote encargado de la parroquia para decirle que por disposiciones de la jerarquía católica todos los sacristanes debían saber leer y escribir.

-¿Tú sabes leer y escribir? le preguntó el sacerdote al sacristán, el cual con pena confesó que no. –Entonces no puedes seguir aquí -dijo el sacerdote y agregó: –toma este dinero por tus años de servicio y busca otro empleo.Pero señor, -replicó el sacristán, ¿a mi edad? -Lo siento pero no puedo hacer nada -dijo el párroco. El sacristán tomó sus cosas y se alejó de la iglesia sin decir más. Por el camino a su casa, le dieron ganas de fumar, cosa que nunca hacía pero que sintió que en ese momento en algo podía ayudarle a calmar sus nervios. Buscó una tienda en donde comprar cigarros, no la encontró y se preguntó, ¿Y si con el dinero que me dio el padre rento un local en esta calle y pongo una tabaquería?

Así lo hizo.

Su comercio tuvo éxito, tanto, que en corto tiempo abrió más tabaquerías.

Sus negocios crecieron hasta que finalmente se convirtió en un personaje importante de la ciudad y en una ocasión un periodista lo entrevistó. Le preguntó acerca de las tabaquerías: cuántas tenía y en que lugares, el capital  invertido, la gente que tenía a su servicio, etc. Luego surgieron las preguntas más personales, ¿De dónde es usted? ¿Cuántos hijos tiene? ¿Quién es su esposa? ¿Tiene hermanos? ¿En dónde estudió?…

¿En dónde estudié? Nunca fui a la escuela. Dijo.

¿Qué? ¿Cómo que nunca fue a la escuela? Dijo sorprendido el periodista.

Sí. Jamás pisé un salón de clases, nunca tuve tiempo para ello, trabajé desde niño.

¿En dónde trabajó?

En una iglesia. Primero fui monaguillo y luego ascendí a sacristán.

¿Sacristán? ¿Y no le gustó ese trabajo o por qué salió de allí?

Si me gustaba y si salí de él no fue por mi gusto, salí de ahí por no saber leer y escribir.

¿Por no saber leer ni escribir? Preguntó el periodista y agregó. ¿Usted no sabe leer ni escribir?

No. Contestó el ex-sacristán

¡Caray! Es increíble en estos tiempos. ¿Cómo es posible que una persona sin saber leer ni escribir haya podido acumular la fortuna que usted tiene ahora? ¡Lo que hubiese podido lograr usted sabiendo leer y escribir!

Bueno.. de saber leer y escribir lo que habría logrado es quedarme a trabajar para siempre como Sacristán. Contestó el millonario.

Entonces, efectivamente: Él sabe lo que hace.

La segunda.

En una ocasión platicando con uno de mis parientes que trabajó quince años en una fábrica de paletas comentábamos…

-¿Y por qué saliste de la fábrica? Le pregunté.

-Sucedió porque hacía de todo en ella, vendía las paletas, daba mantenimiento a las máquinas y llevaba la contabilidad de la empresa.

-¿Todo eso hacías?

-Sí. Por esa razón le pedí un aumento de sueldo al dueño de la fábrica y me lo negó diciendo que ya me pagaba bien, lo cual no era cierto porque el salario apenas me alcanzaba para mantener a mi esposa y a mis hijos. Me dijo que era lo único que podía ofrecerme y que si no estaba de acuerdo que se lo dijera para remplazarme.

-Le dije que no. Contrató a un técnico -pagándole evidentemente un mejor salario- y a otra persona para llevar la contabilidad de la empresa. Me dio un dinero que según él era la indemnización por mis quince años de trabajo, una miseria por cierto. Conociendo mi difícil situación económica un familiar me prestó dinero con el cual compré una plaza de trabajo en una empresa de electricidad (en ese tiempo era común hacerlo). Entré a trabajar en la empresa sin saber prácticamente nada de electricidad, aprendí el oficio practicándolo. Hoy estoy jubilado y mi salario es muy bueno con todas sus prestaciones y aumentos anuales íntegros.

-Cuando el dueño de la fábrica me despidió, me sentí mal, terriblemente mal. Sentí que todo había terminado para mí, sin trabajo, sin dinero y con una familia que mantener. Pero ahora, después de treinta años de aquello, le doy gracias a mi ex-patrón por haber actuado así, porque de haberme dado el aumento que le pedía seguramente seguiría trabajando para él, con un salario raquítico y con todas las consecuencias que dicho trabajo implicaba.

Así que, efectivamente: Él sabe lo que hace.

Sinceramente.
Ing. I.Guerrero Z.



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4 responses

8 08 2010
ing.arquimedes cobarrubias

muy buenas reflexiones ingeniero.
………….

Gracias por tu comentario Ing. Arquimides…
Un abrazo.
Ing. I. Guerrero Z.

29 01 2010
Carlos Delgado Caicedo

Qué tal Ing. Ignacio Guerrero, le doy gracias a Dios y a usted por este Blog.
Soy docente de Electricidad Básica y Matemáticas en un Centro Educativo del sector rural en la provincia de Esmeraldas, en mi país de origen Ecuador – Sur América.
Hace 4 años que inicié mis labores en este centro de Educación, lo hice como profesor de Computación (pues soy Técnico en Mantenimiento y Programador de Computadores), Y la rectora de aquel entonces me impuso un reto: Enseñar electricidad a los jovenes del nivel secundario (8avos, 9nos. y 10mos. de Ed. Básica) debido a que este sector es muy pobre en fuentes de empleo y la gran mayoría son subempleados, vendedores ambulantes, trabajadores informales, etc. y por tanto los ingresos económico son muy escasos.
Al ingresar a la Red me topé con su Blog, y llevo 3 años trabajando con su material eduactivo, claro que lo edito, utilizo lo necesario para las clasesteorico-practicas de la asignatura.
imprimo el texto previamente editado, pues uso además proyectos de varios autores a más de mi experiencia en el área. lo distribuyo entre los aducandos a un precio de costo de impresiones y anillado. Ha sido una grata experiencia pues ya tenemos resultados de este proyecto rural: varios chicos ya realizan labores básicas de instalaciones eléctricas, unos se han lucrado y la mayoría lo hacen en sus casas luego de calificarles los trabajos o proyectos elaborados.
GRACIAS INGENIERO. . . .CUALQUIER SUGERENCIA? . . . .AQUI ESTOY . .!!SOY TODO OIDOS¡¡ . . . SI REQUIERE MATERIAL DE COMPUTACIÓN PARA SU BLOG SOLO CONTACTESE Y YA ESTÁ. TENGO UN MATERIAL DIDÁCTICO QUE HE ELABORADO Y LO UTILIZO EN MIS CLASES, Y QUE DIOS MEDIANTE PIENSO EDITAR Y PUBLICARLO A NIVEL DE LOS CENTROS EDUCATIVOS DE MI PAIS. PAZ.
………

Hola Carlos…
Felicidades colega, es un gusto saber/confirmar que internet puede llevar la escuela hacia todos los lugares del mundo.
Te agradezco el comentario y saluda de mi parte a todos tus jóvenes alumnos/as.
Un abrazo.
Ing. I. Guerrero Z.

28 01 2010
Josè Luis

Saludos amigo Ing. Guerrero

Me es muy grato recibir las historias que comparte, yo al igual que usted y que otros miles de lectores, considero que las cosas pasan por algo, también es cierto que muchas veces queremos aferrarnos a situaciones o cosas, pero la verdad es que solo prolongamos sufrimiento o angustias, me permito expresar lo siguiente «Yo soy un afortunado» porque tengo salud, trabajo y sobre todo, tengo mi familia conmigo, mi esposa trabaja y mis hijos son los tres unos excelentes adolecentes que estudian una carrera, si bien es cierto, no ganamos mucho mi esposa y yo, pero si nos alcanza para tener casa, vestido, calzado, alimento, estudios, y de vez en cuando, nos damos una escapadita a comer en un restaurante… eso me llena de satisfacción y lo comparto con todos ustedes amigos lectores.
Le agradezco infinitamente ing. Guerrero amigo, sus reflexiones a través de las lecturas anteriores y creame que mas vale Vida y Salud que todo el dinero del mundo.

Un abrazo sincero
José Luis.
…………….

Saludos José Luis.
Igualmente un abrazo para ti y para toda tu familia.
Ing. I. Guerrero Z.

28 01 2010
Esther

Así como esta historia de «El sabe lo que hace» tengo un hermano que se fué de casa muy niño por muchos años, fué adoptado, tuvo la oportunidad de estudiar, actualmente es un brillante artesano, está muy contento con su trabajo.

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